Siempre está la lujuria
donde quiera que tú estés,
adulterio y fornicación
constantemente deseas,
al instante quieres pecar
con cualquiera que veas,
para cumplir la lujuria,
al guiñar las oteas.
Libro de buen amor
No quiero que los jóvenes,
hambrientos de lujuria,
molesten a las esposas de otros hombres;
el sitio indicado para estos nuevos sátiros
debe ser el burdel.
No pensó el viejo Catón
(por esos absurdos de la vida)
que muchas de las señoras de esos hombres
tenían ya muy clara su opinión sobre los sátiros.