Empieza a sonar la banda sonora
procedente de algún lugar remoto,
en mi manos la caja de pandora
y la aventura de un corazón roto.
Huyendo aterrados de lo sombrío
bajo el resguardo de la luz del fárol,
consumidos por llenar el vacío
bajo la misma sombra del mismo árbol.
Aferrándonos a una esperanza
engañados por una fantasía
alimentada por una pantalla
mientras pasa débilmente otro día.
Otro día soñando en el espacio
otro día de color moribundo,
delirante víctima del cansancio
viva encarnación de un sueño profundo.