Jhon Deivy Torres Vidal

RESPIRO

No hay que decirnos nada cuando hablemos,

si es que hablamos de algo en el silencio.

Al despertar, cuidémonos mutuamente 

las espaldas, en dirección opuesta al beso. 

Mirémonos lejanos en la misma cama,

que no peligre el amor, tan sólo el sexo.

Si es posible destruyámosla juntos,

te propongo, con cuidado y con empeño.

 

¿Siempre nos herimos boca a boca,

diente a diente, beso a beso?

Busquemos hoy lo que nos separa

para juntar distancias ya sin vernos,

servir la mesa sin tocarnos,

tender la cama sin cogernos,

tomar el té ya sin resabios,

asir la vida sin infiernos...

¿Woody Allen dijo aquello

de que el amor cría tensiones

que son aliviadas por el sexo?

 

Odiémonos muy francamente, 

con lealtad, amor odiémonos

sin agredirnos ni alterarnos.

Ante la asfixia respiremos,

abramos surcos en el aire

porfiadamente un breve tiempo.

 

 No hay relojes, no hay certezas

pero imperioso es  el momento

de toparnos sin roces,

desvestirnos sin pleitos

y !caramba!, a no de ser de oto modo,

es mejor que acabemos...

Que el amor se sirva del olvido.

Que el odio agote su veneno.