mgs1984

TRISTE DILUVIO

Mis ojos hoy van tristes
como el día que llega lleno
de ventosa y negros truenos,
no traigo risa, ni buenos
instantes, sólo brunos ecos.

 

Llegué de un viaje intenso
cortándolo en seco y pienso
que por ti fue el regreso.
Fue por ti el reingreso
a esta realidad, fue triste.

 

Te fuiste y llorar yo quiero,
llueve el cielo y desespero.
Me llueve el mundo entero,
lluevo tu ausencia y soy fiero
cortinaje en enemil lamentos.

 

Mi alma es balsa sin remos
que no puede remar en el tenso
Diluvio que hasta el cuello
hunde y y me deja con goteos
dentro de un silencio denso.

 

Mis ojos lloran, son desechos
raudales sin un reflejo
ni fuerza ni brillo aspersor.
No tengo esperanza ni deseo
no resisto, no veo consuelo
En mi vacío y en mi tormento.

 

Estoy hundida sin tu velo
y sin ti soy un cuervo ciego.
Llora mi pena y me congelo
y mi vena va sin cautelo
y roído todo éste sueño.

Busco gritar mi desconsuelo…
¡Por qué ! ¿Por qué de este suelo
huiste? ¿Por qué hiciste esto?
¿Por qué si quería con mi beso
sorprenderte con mi regreso?

 

Fue en vano todo este intento.
Te busco y no estás , no te veo,
lloro y lloro como el día negro,
todo oigo en huracán eterno,
todo son sombras y muerto
va mi destello en un flagelo.

 

Miro pasear revuelto al viento
aunque sin mi movimiento,
sin saber si con el tiempo
volverás, muerta voy sin tiempo
ahogada en lluvia, va maltrecho
mi corazón cual camino desecho.

 

Este ahogo es mi techo
y mi refugio, mi tenebroso cielo
lluvia y penumbra sin tu pliego.
Sin ti no puedo hallar más versos
solo vida obscura y truenos.
no veo momentos buenos.

 

Solo pura tempestad, en mi pecho
hay solo inunde y estruendos
que van asfixiando mis alientos
y mis pálpitos mueren lento.
y mis bríos pierden el sustento.

 

Grito que mi sufrimiento
me hunda hoy ya completo.
porque no puedo sin tu aliento
vivir, sin ti ahogo y muero.
sin ti no quiero este universo.

 

Tú, te fuiste de mi cielo
y por tu desplazamiento
mis ojos llueven violentos,
son diluvios y mustios pozuelos,
Van triste y no hay consuelo.

 

Mariana Gutiérrez, agosto 2018