Llego sin prisa.
Como una nube,
que se desliza.
Una pavesa,
que flota inquieta.
Como la brisa,
que peina el cielo.
Como la sombra,
de una sonrisa.
Una veleta,
que un soplo besa.
Una palabra,
que se encasquilla.
Esa mirada,
que se ilumina.
Aquellos polvos,
que el aire limpia.
Llego sin prisa.
Como un remanso,
que el agua orilla.
Aquel soneto,
que alguien recita.
Como los labios,
que purifican.
Tibia la senda,
que no se olvida.
Como recuerdos.
Que lentamente,
la mente habitan.
Sangre que fluye.
Como un reguero,
que el pulso mima.
Brillo que asoma.
Entre los dientes,
de una rendija.
Vida que nace.
Entre los fluidos,
que la limitan.
Como un sendero,
de arena fina.
Una palabra,
que alegre anima.
Baña las raíces,
la savia viva.
Regando alivia.
Nutriendo avisa.
Como aquel beso,
que beso el día.
Dando sentido.
Tierno, sin prisa.
Tiembla el latido.
Roza la brisa.
Que amable llama,
para que asista.
Y en noches claras.
Ni las tinieblas,
tapan la vida.
Llego sin prisa.
Ni la tormenta,
logró rendirla.
A. L.
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