Se apaga la vela encendida
por vientos de frías vaguadas,
se fuga con alas truncadas
su llama de vida prendida
La sombra aparece vestida
de espanto con penas orladas,
y falsas caricias doradas
que hieren al alma embestida.
Que altiva se enerva buscando,
de luz un destello delante
que muestre el sendero, alumbrando,
en medio del miedo constante
y lleve la calma soñando
con tierna pasión fascinante.