Nunca sabré si mi alma vagabunda
trozo de corazón lleno de engaño
desgarrado pesar de tanto daño,
hace que alguna vez yo me confunda.
Mas surge de tu gracia ya fecunda,
la donosura de tu ser de antaño,
y el pasado te alumbra en su peldaño
lo siente mi serena fe profunda.
Nunca sabré porqué esplende tu alma
con una luz dorada que ilumina,
y el eco de tu voz me trae calma.
Cristalina celeste luz divina,
enséñame el camino de tu palma,
de tu gloriosa mano femenina.
Claudio Batisti