Eres la lluvia en primavera que enverdece
la tierra fértil de la pradera.
Eres el caudal del río que desemboca con
gran fuerza en los mares de mi asilo.
Eres la magnitud de los vientos que destrozan
la flora de la tierra ajena que me rodea.
Eres la brisa de la mañana, que cubre las
flores que embellecen la tierra que habitan.
Eres la neblina, que cubre las madrugadas
de los fríos inviernos dentro de nuestra casa.
Eres la furia descargada por la tormenta en la
tierra, que despierta el Instinto animal de dos.
Eres el rayo de sol entrando por la ventana,
cautivado por llenar la habitación de luz y amor.