Cautivado por mi hermosura
en las entrañas de sus noches oscuras,
dejé amaneceres de auroras
impregnados de perversa lujuria...
Sembré en su alma amores
de aquellos que jamás se olvidan,
Dejé en su cuerpo mis temblores
marcando en su añeja piel, mis pasiones...
Marlene Carrillo Vela