Si lo piensas de esta forma,
quizás algún día entiendas qué:
El recuerdo, tal como lo recuerdas,
también guarda un recuerdo para sí mismo.
Porque pensar en el recuerdo,
cuando el cuerpo y el alma lo demanda,
es forjar nuevamente ese recuerdo,
con otros sentires,
otros momentos
y con otras pasiones.
Un recuerdo nunca se olvida,
en tanto y en cuanto no quieras olvidarlo.
Pero están más allá del bien y del mal,
del caos y el orden.
Nadie puedo eliminar un recuerdo por arte de magia.
¡Te preguntaras!
¿Por qué puedo afirmar esto?...
Porque todes somos recuerdos
y vivimos gracias a que recordamos.
Mientras nuestros senderos van ganando kilómetros,
el recuerdo se va nutriendo,
se va rompiendo,
y se vuelve a reconstruir…
¡Como el árbol que pierdes sus hojas en otoño
pero inevitablemente vuelve a florecer en primavera!
más nunca dejo de ser árbol…