Hermana Martha

TE INTIVO A QUE TE DESNUDES

 

 

Mujer, vestida de sangre,

¡Qué hermosos tus ojos!

¿Pero por qué tan tristes?

con esa mirada fija, perdida en el horizonte,

como reteniendo el llanto,

como buscando respuestas.

 

Mujer, vestida de sangre,

¡Qué hermosa tu boca!

¿Pero por qué en silencio?

con esa voz muda, ahogada en la garganta,

como reteniendo gritos,

como buscando palabras.

 

Mujer, vestida de sangre,

¡Qué hermosas tus manos!

¿Pero por qué empuñadas?

con los dedos tiritando, más no de frío,

como reteniendo sueños,

como buscando el sentido.

 

Mujer, vestida de sangre,

¡Qué hermosa tu piel!

¿Pero por qué amoratada?

con cicatrices y heridas,  y tu cuerpo en un rincón, temblando

como reteniendo fuerzas,

como buscando salida.

 

Mujer, vestida de sangre,

¡Qué hermoso tu vientre!

¿Pero por qué en él ya no hay vida?

Un corazón pequeño se ha detenido en el tiempo,

como reteniendo un aliento,

como buscando energía.

 

Mujer,

¡Qué hermoso tu cuerpo!

¿Pero por qué vestido de sangre?

Si no hay otro vestido, ¡Te invito a que te desnudes!

Desnúdate de los miedos, desnúdate del silencio,

desnúdate de los golpes y del sometimiento.

Aunque él diga que te ama, no le creas, NO ES CIERTO;

Si te amara, esos golpes y cicatrices hoy no estarían en tu cuerpo;

y aquella vida de tu vientre, hoy estaría balbuceando

palabras tiernas, palabras dulces…

te diría: ¡Mamá! y tú soltarías en llanto;

pero un llanto agradecido, no como este llanto amargo…

(¡Vamos! te invito a que te desnudes… sólo tú puedes hacerlo.)

 

Hna. Martha

(No más violencia contra mujeres y niñas)