Si rescato la magia y la utopía,
de aquel tiempo, tan tierno, de la infancia
estaré reduciendo la distancia
y viviendo, otra vez, su poesía.
Pero sé que me falta la energía,
y la fuerza que arriende la ganancia,
para dar con la esencia y la sustancia
que desborde, en mi alma, su alegría.
Son los años diré, calladamente,
intentando engañar a mi cordura,
los que impiden que beba de esta fuente.
Pero sé que es trazar una impostura,
es mentir y engañarse, ciertamente,
y olvidar esa infancia y su ternura.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/08/18