Me inspiré con tus pecas junto a tu pecho.
No sé donde más tengas sobre tu cuerpo,
son pardas y pequeñas, también son grandes,
de formas encantadas y tonos suaves.
La piel que las acuna en torno de ellas,
le dan el frescor tierno de las palmeras
y deben tener sal, como mis mares
y el profundo suspiro de los corales.
Mas deben ser ardientes cuando la noche,
perfuma con su brisa tu dulce escote.
Entonces pecosita, la piel se enerva
y las hormonas rugen como panteras
saltando por la sangre con grandes prisas:
Es que estoy convencido de que tus pecas,
del volcán de tus senos, son las cenizas.