Te deje ir mientras miraba el ocaso; flor de loto, amor de un destino cruel; dicen que el tiempo cura todas las heridas, de mi se olvido aún lo espero, que mezquina es la vida que aun me recuerda tu aroma y me lleva a sucumbir ante la más inefable de mis pasiones.
Caminar por las calles donde alguna vez entrelazamos nuestras manos y nos dimos los besos más apasionados, no es sólo un mar de recuerdos, es imaginarme lo que pudo ser y nunca fue, porque sabes bien que siempre planifique mi vida entera a tu lado.
He llorado tantas veces que hasta el llanto de las almas sulfurantes que habitan en el inframundo se admirarian de mi sufrimiento, es imposible evitar estar enamorado, así igual de imposible es evitar el sufrimiento, el que ama con el corazón debe ser consciente de las consecuencias, muchas veces nada es eterno en el mundo.
Aun no puedo imaginar cuanto te extraño, sal de mis memorias habita en otro cuerpo, no es justo que mi alma pague el sufrimiento de tu indiferencia, te he visto caminando de los brazos de otro hombre manchando las calles que guardaban nuestras memorias como si el cielo ocultara los recuerdos del pasado y las nubes llenaran de lluvia de colores la amargura de mi alma al saber que me olvidaste.
Te digo adios con la pluma que plasma mis pensamientos, mi alma aunque aun no encuentra la paz desea muy en el fondo tu felicidad, si algún día nuestras vidas se vuelven a cruzar tu estaras casada, eso lo se porque para mi fuiste la mujer más perfecta que pude conocer, yo simplemente seguiré soltero pensando que algún día regresaras a mis brazos.