No dejes amor que mane la herida,
que en mi corazón sin ti se ha abierto,
no dejes que el frío seque mi huerto,
y cuida la rosa que en mi alma anida.
No dejes quedar mi sangre vertida
en árido jardín de flores yerto,
no me dejes en un mañana incierto,
y regresa de la senda perdida.
El amor nos brinda muchos mañanas,
dejemos que se extinga el crudo invierno,
cerremos puertas y abramos ventanas.
No convirtamos lo nuestro en infierno,
mejor olvidar las razones vanas,
nos queda por vivir amor eterno.