Unas pocas palabras
asesinaron mi alma
claras, fuertes, malvadas,
Lentamente asimiladas.
Rápidas,
como el agua entre las manos
se deslizaron a lo más profundo
del corazón ya destrozado
Con el último latido
de amor agonizante
la mente respondió
pobre tonta
así te odian
y tú
continúas
estúpidamente enamorada.