Hace muchos años, sin darme una razón, de mi lado partiste. Aunque no me diste ni una, se que tus razones tuviste. Por lo menos una.
Como a nadie, te adore. Por muchas noches, tus tiernas y dulces caricias extrañe. Como luz de luna, tu presencia iluminaba mi vida.
En tu ausencia, sin saber cuando entre, por un camino oscuro, mi vida lleve. Como a nadie, te extrañe. Sin fuerzas, en esa oscuridad, a mis demonios enfrente.
No fue fácil, pero los derrote. Ya no te extraño. Hoy, mi camino se encuentra nuevamente iluminado y de mi triunfo, celebro otro año. Para lograrlo, me invente una que otra maña. En ocasiones, respiro profundo, hago una pausa, y me pregunto, “¿Quien te extraña?”.