♥ Princesa de Dios ♥

El Gran Libro

 

 

Para elevar a Dios el pensamiento 

Y admirar su poder en los espacios, 
No es necesario un mar siempre violento 

Ni un sol que vierta luces de topacios.

 

Basta un valle alejado de rumores 

Al que se llegue por oculta vía, 
Que embalsame el ambiente con sus flores

Y que temple el ardor del mediodía.

 

Basta fijar la vista en el lucero

 Pálido y triste que en las noches arde,
Y escuchar el quejido lastimero

Del ave errante al expirar la tarde.

 

Basta el roció que en las hojas brilla

Y que el rayo del sol pronto evapora;
Basta el río en la desierta orilla

Mirar el sauce que se inclina y llora.

 

Basta la sombra con la luz mezclada, 

Basta el insecto que en el aire zumba, 
Basta la flor que nace abandonada

Y se marchita al borde de una tumba.

 

Basta la hierba en el verjel nacida, 

Basta un arroyo que fecunde el suelo, 
Una espiga de trigo bendecida, 

Un pedazo de selva, otro de cielo.

 

La Natura es el libro en que se admira 

La grandeza de Dios, do se halla escrito 
Ese poema que al mortal inspira 

El himno arrobador al infinito.

 

Su página más íntima y obscura 

Un rayo celestial de Dios refleja 
todo en el mundo tiene su hermosura, 

Menos aquel que de su amor se aleja.

 

Así, el manto flotante de los cielos 

Que Dios tendiera con su excelsa mano, 
Se refleja, sin límites ni velos, 

En una gota como en un océano.

 

De. Martín García Merou (Argentino)