Hablar de ti, es ver nacer la bella flor,
que abre sus rojos pétalos de vida,
y liba el beso, que enarbola su huída
en alas de seda, en busca del amor.
Es su pecho la cálida guarida,
que acuna los labios en sutil pasión.
Es su voz una melodiosa canción,
que despierta la alborada dormida.
Eres mi amada lo dicta el corazón,
pues eres la dulce mujer soñada,
y eres tu; quien cautivo la mirada,
de estos mis negros ojos y mi razón.
Y hoy deshojando las flores del plumón,
que destrenza tu negra cabellera,
puedo ver florecer la primavera,
en tu límpida mejilla rosada,
y en el carmín de tus labios de seda,
¡Morir el beso que mi boca libera!