Estaban todas las rosas escondidas
y los madroños duros como piedras
y se habían secado las viejas yedras
y las mimosas estaban desaparecidas.
Quería brillar el sol bajo la nube
se escuchaba tímida la chicharra
estaban secas las uvas en la parra
y yo buscaba el paraíso que nunca tuve.
Pero en aquella soledad de hormigas
solo vi mariposas blancas
por encima de las secas hierbas.
Florecíllas blancas al pie de las ortigas
algarróbos secos en las barrancas
allí dos tórtolas enamoradas observas.
Esta soledad me acompaña y anima
anuncia la llegada del otoño
esta de hoy será la última calima
los árboles secos como aquel olmo
darán un retoño.