Hay una parte de mí rota y puta,
ennegrecida por eso que llaman injusticia.
Intento arrancarla con dosis de odio,
más no se deja la muy cabrona.
Y he de vivir con su singular versión del mundo.
No es nada fácil, no para mí…
Entonces es cuando me vuelvo asesina
de conceptos, de formas, de maneras, de modos,
de gentes…
Me empapo de esta soledad que a veces duele.
Empotro mi corazón contra la nada
y, escribo poemas vacíos, llenos de muchedumbre.
Mientras tanto sigo esperando un arcoíris de milagros
que me proteja de la hipocresía futura.