Tengo hambre de tu boca,
tengo ganas de tu abrazo;
sé que no eres una roca
ni pretendes hacerme un arañazo:
entonces, ¿por qué tu infortuna
me hace tantísimo daño?.
De verdad...quiero tu vacuna,
pero...acabaré siendo un ermitaño
(¡ay, que desgracia la mía
este pesar por tu odiosa
traición a la patria que te guía!)
por tu carácter ruin y viciosa.
No hay camino, ni huella, ¡lástima!.
Ya sólo me queda una gota de lágrima!
PD: contra el nazionalismo fascista que hay en Cataluña.