Madrid, Sábado 18 de abril de 2009
MUJER DE ARENA
Arte en las manos del precario
e impregno sus manos con desagravio.
del burdo, grosero e intolerante
del que juro ser su amante
¿Dame que yo te doy?,
¡No! ¡Da y recibirás!
¡Mujer de arena!, un espasmo, un grito
nadie se entera, nadie la venera,
clara y pura, como la primavera,
y que tengas que hacer el caldo gordo,
y tener que sentir las lágrimas de sílice,
y que con desprecio luego te mire.
La razón del olvido, pesadilla eterna,
para un pensamiento saturado de impureza,
¡Dame! las manos “Mujer de Arena”,
que te saco a la luz de la integridad,
ofreciéndote un abrazo lleno de sinceridad,
inmensa, y tapemos con un tupido velo,
el deshonor de una cabeza insensata,
que no ha sabido apreciar, lo que amaba,
con el burdo y soez desprecio
de lo que aún es bello.
Wicttor