AMIR ESTRADA LOSKOT

Nunca llegó

Esperé su mano tibia de compañía,
desde el colapso mismo del universo,
por lo menos del mío... nunca llegó;
entendí que la distancia misma
entre sus ganas y mis miedos
se fue agrandando por los versos abortados
que las tardes de voces cobardes
se atrevieron a matar.

Me robaron su mano esta noche
y su aliento en mi pecho,
su sonrisa cómplice que al verme a la boca
reconocía en la mía
la gana de darle un beso en su beso;
me quitaron sus ganas,
su piel en movimiento 
erizándome el mundo,
por lo menos el mío, nunca llegó...

Amir Estrada Loskot