Que brote ya… ¡Oh mi amor!
esta noche de ternura.
Obséquiame la dulzura
de tus caricias… ¡mujer!
yo sentiré tu pasión
como un sueño tan divino;
un edén que así imagino:
fuente eterna de placer.
Andaremos estas calles
abrasados… ¡dulce mía!
y esperaremos el día
del hermoso amanecer;
y junto a ti sentiré
la juventud encendida
que regresará mi vida
a los tiempos del ayer.
Amar… vivir con ardor
que me mata. Con tus besos
que me regresan a esos
sortilegios del ayer.
Los aromas de las flores
son perfumes de tu vida
liberados… ¡Oh!... Querida
por el néctar de tu piel.
El perfume de tu cuerpo
nunca jamás se marchita,
Es tu vehemencia excita
los resplandores de abril.
Tú enciendes toda esa llama
en las noches de armonías
donde surgen fantasías
en mis ansias de vivir.
Te conviertes por las noches
en el sol de mis caricias,
en la flor de mis delicias
y en los fuegos de mi amor.
Ven… contigo viviré
la quimera de mis sueños
y serán dulces ensueños
que viviremos tú y yo.