Nosotros somos los delirantes,
los delirantes de la pasión.
Porfirio Barba Jacob
Te propongo, amigo, intercambiar nuestras mujeres
para que el lastre de una fidelidad aparente
no entorpezca el cumplimiento de los deberes propios.
Ellas, con su innata inteligencia,
comprenderán perfectamente
que es mucho más respetable
ser putas reconocidas
que ostentar una doble reputación de señoras.
De tal suerte
hallaremos variedades en el mismo placer
y alcanzaremos el cielo con nuestras alas fugaces,
como dulces mariposas
que huyen de la noche para quemarse en el Sol.