La lujuria de la piel de tus palabras
camina en mi mirada al desnudarte,
te contemplo en silencio
y brota dulcemente sensual el aire.
El verso me respira
y estallan en mi cuerpo soles inflamados
que abren el lienzo de mi piel
entonces tus palabras, sin prisa,
despliegan rutas ardorosas
más allá de todos los sentidos.
Danzan las palabras entre mis dedos
y en sus remolinos de viento
se agitan, se descarrilan
y hacen silencio…
Y otra vez acaricio
la piel de tus palabras
en el sabor que ha dejado
tu voz en mis labios.