Viernes, 8 de Mayo de 2009
Parpadea la luz en la sombra, ¡despierta Madrugada!,
¡Si despierta! del sin fin de un baño de sabanas
de aquel despertar matutino, bajo la almohada,
no busco paños de arena, para baldear mis legañas,
quiero abrir los ojos, hacia el pasaje epicúreo,
ahora digno protector y regalo de los sueños.
Titubea la luz en el horizonte ¡Despierta Madrugada!
que ya solo quedan Las Sombra de Tierras pasadas,
que se van aclarando con el paso de la mañana,
por el encuentro de aquellos caminos olvidados
en el exilió de recuerdos que nunca llegaron
y de aquel sacrificio de corderos degollados ,
inocentes ante una realidad transitoria
epicúrea, equivoca para una consciencia
llena de triviales banalidades,
para una mente despierta y despejada.
Ahora paso por Sombra de Tierras, recién llegadas,
de la presencia del fin del día, del albor, que dejo la mañana,
¡Despierta Madrugada! Que no deseo ver Sombra de tierras,
¡ven!, ¡ven!, que te digo ¡Quiero!
Codicio la luz de una mirada,
ambiciono ver como se ilumina la cara,
de esos ojos perpetuos en un afecto perenne
sin pedir, sin miedo a recibir nada.
Wicttor