¿De dónde nacen mis versos?
¿de las negras y arduas espigas que, dolorosas,
lasceran mi frágil y desdibujada alma?
Recuerdos escondidos
me acechan en la oscuridad azabache
de cada oscura noche
nublada y sin estrellas;
de este crudo Invierno
que no tiene fin...
Encadenada eternamente al Pasado
las hierbas movedizas y agitadas
de mis dedos cantan y dibujan
canciones de cuna, imágenes de adolescencia
y juventud obnubilada y eterna.
Te das cuenta? No he crecido!...
Sirenas de belleza arquetípica que habitan
los hondos y profundos Mares me acompañan
en este dolor del Ser y del Estar,
(incomprensibles para mí, a pesar de mis años
vividos y en húmedo letargo).
Sirenas soñadas me arrullan y calman
tantos interrogantes rotos
de mi Presencia negada en este Mundo...
No he aprendido a Vivir, me entiendes?
Ansío estar en un día blanco y soleado
en el Puente firme y tenaz,
en el que navega el Valiente...
Sumergirme en la mar,
y ser mecidas por el oleaje errante,
sin cansancio ni temor alguno..
Ser por una vez desafiante
de los tantos delirios míos y de los Otros...
y concluir este bendito Viaje,
columpiada en la cresta de las alas doradas
de la azarosa Nave de los Sueños No cumplidos,
sin nadie que oscuro, censure.
y sólo Dios Misericordioso como
testigo...