Te ayudaré cuando no creas sobrevivir otra mañana,
sostendré tu cuerpo antes de caer,
te guiaré entre tinieblas hacia la estela cercana,
incluso, si hace falta, podré el tiempo detener.
Porque no hay nada que por ti no hiciese,
ni nadie que me convenza de alejarme.
Sé que estar aquí tal vez no debiese,
pero es que sólo en ti puedo refugiarme.
No me pidas partir cuando sabes que no puedo,
dejarte atrás se convirtió en mi peor miedo.
No me pidas lo único que sabes no sé hacer,
no me iré, aunque incumpla tu orden o mi deber.
No recuerdas que he estado desde siempre,
que fui quien te salvó a la deriva de la muerte.
Soy la persona que jamás se fue,
y la que de sí misma, para ti, todo dé.
Por favor, deja de permitir que te hieran,
deja de recorrer kilómetros en busca de amor,
déjame enseñarte cómo es que de verdad te quieran.
¡Estoy aquí, veme!, jamás podría causarte dolor.
Te daré mi hombro para apoyar tu cabeza
en aquellos días que llores sin consuelo,
cuando tus párpados caigan con rudeza,
y permanezcamos noches en desvelo.
No me pidas abandonar
lo único que me mantiene con vida,
porque mi única obligación es cuidar de ti.
No me hagas apuñalar
vestigios de nuestra historia construida,
porque todo lo que rompas,
será devuelto a ti,
con partes que entregue de mí.