Xabier Abando

Aviso a navegantes

 

Ya sé que en cabeza ajena

muy poca gente escarmienta

y aquel que a la suerte tienta

forja a veces su condena.

 

Aconsejar bien intento,

aunque eso de dar consejos,

es cosa, dicen, de viejos;

yo, pese a todo, lo cuento.

 

Tras un ridículo esfuerzo 

que de aire extra poca cosa 

requiere, muy fatigosa 

la respiración se ha vuelto

 

y hasta apurado me he visto,

en crisis respiratoria,

no recuerdo otra en mi historia, 

hecho un auténtico cristo,

 

ahogado por la flema

de una bronquitis aguda 

que hace días que me dura

además del enfisema, 

 

que de por vida me aqueja

tras fumar todo el tabaco,

quintal arriba o abajo,

de una abundante cosecha

 

de negro peninsular 

y de rubio americano,

causándome el vicio insano

un daño espectacular.

 

Y tengo que dar las gracias,

pues muy bien pudo haber sido

peor y haber sucedido 

la mayor de las desgracias.

 

Años ha que dejé el vicio

de fumar, que execro y odio,

y aún surge un episodio

como el descrito al inicio.

 

He sentido hasta ansiedad 

y he superado el agobio,

finalmente, haciendo acopio 

de calma y serenidad.

 

A pesar de estar jodido,

cuando la tos me dejaba,

a poquitos respiraba,

recordando lo aprendido.

 

Ya sé que nadie escarmienta 

jamás en cabeza ajena,

la gente sigue, ¡qué pena!

fumando hasta que revienta.

 

Un aviso a navegantes:

fumar daña seriamente,

y lo hace insidiosamente;

mejor dejarlo, cuanto antes.

 

© Xabier Abando, 12/07/2018