Habrá sido el miedo de ver los años
mordisqueándome los talones,
o que tus recuerdos
no sean más que flechas
clavándome las uñas por la espalda.
Hoy me he dado la vuelta
por última vez a ver si estabas,
y he comprendido que quizás
si te fuiste para siempre.
Así que he doblado la guardia,
me he puesto el chaleco antibalas
y pienso llorar tanto
que ni mil buenas razones
te van a volver a mi vida.
Lo siento mi amor
pero he roto la soga
que tanto nos gustaba
y he subido al primer avión de papel
que encontré tirado en la calle,
aquí no queda aire para volar
no hay hoja de ruta
ni tren de aterrizaje.
En esta estación, nuestro amor,
ya no tendrá supervivientes.