¡ Cuánto daño me has hecho durante todos estos años!
Nunca podrás aceptar, reconocer.
Eres un ser malvado.
Una egoísta.
Una cínica.
Sientes envidia de todos los dones
que tiene la gente.
Tú tienes el don de la maldad.
Te crees superior a cualquiera...
Y eres una pobre mujer.
Años de maldad...
A veces me pregunto si existe
otro ser en la tierra tan mala, tan egoísta,
tan ruin, tan falsa, e hipócrita.
Tienes el diablo en tu cuerpo.
Influirá tal vez los tres
últimos números
de tu documento: 666.
Tu gran placer es hacer mal
a los que al lado tienes.
La envidia que sientes te despedaza
los huesos y toda la piel.
Eres una villana. Una sucia.
Obtienes el resplandor interno
de tu casa, en parte, y fuera de ella,
en la cual tienes vecinos,
no te importa echar aceite de tus bolsas
de consorcio que desparramas
sobre el pasillo y después trasladas
hacia la vereda, quedando una mancha
casi imborrable, la cual tú nunca
has tenido la delicadeza de limpiar.
Sucia, en cuerpo y alma.
Quince años soportando tus maldades,
tu falsedad, tu hipocresía.
Muchas veces trato de no encontrarte
y lo he logrado.
Viviendo a ciento ochenta centímetros
de distancia entre
tu departamento y el mío.
He tenido fobia, pánico, miedo,
aversión, de encontrarme contigo.
Y cuando nos encontramos...
como si nada pasase.
He tenido que adaptarme a tu falsedad,
no siendo falso.
¿Rencor? No, tristeza.
¿Perdón? Sí, hace tiempo que Dios
me ayuda a perdonarte.
Tal vez algún día,
no muy lejano, necesites de mí.
Y allí he de estar presente
por si necesitas una ayuda.
Soy un ser que siempre piensa
que la muerte nos ha de venir a buscar.
Una vez que dejemos de existir...
ya a nadie podremos ayudar...
La ayuda y la solidaridad
hay que entregarla en vida...
Comandante del escenario
23/08/2018