Rubí Bernal

Va todo al ganador

Juguemos por un amor

al que ambos queremos,

todo por un ansiado beso

que no obtendrá el perdedor.

 

Y eso conlleva a un cariño

desesperado, loco, impaciente,

como si fuera deseo de un niño,

un deseo cada día más latente.

 

Dejemos las reglas claras

y tiremos los dados,

el número más alto gana

y el menor que se haga a un lado.

 

O si prefieres con cartas

pongámoslas sobre la mesa,

concediendo la más exacta

perfección de nuestro juego.

 

La apuesta es un amor

que no puede ser de ambos,

si la ruleta está de un lado

el otro sólo dirá adiós.

 

Antes bien, yo te confieso

que soy un experto en este juego,

el deseo inerte y el sueño

son mi principal amuleto.

 

Puedo perder, estoy de acuerdo,

la suerte dirá si me condeno,

o si tengo bajo mi manga

un as con el cual se gana.

 

No te negaré mi desconcierto

al vernos como únicos jugadores.

¿Prefieres jugar baraja

o algún otro juego de roles?

 

Quiero hacer esto justo:

podríamos intentar la ruleta rusa.

Si contigo la bala se rehúsa

mi perdición me llevará a la tumba.

 

Ansío que cerremos el trato,

quien gane se lo lleva todo.

El perdedor, cual vil tirano, 

se llevará nada en lugar de poco.

 

Quien gane el juego de azares

se llevará una gran sorpresa,

tendrá con él a su \"princesa\"

y su oponente se irá con rabia.

 

Va todo al ganador.

Empecemos con este juego

justo, limpio, además secreto,

donde tú y yo luchamos por amor.