Lucia Rodriguez Lopez

VII. Ciudad que llora la mañana

No quiero que madrugue contigo

el ansia migratoria del sol

cuando un puñado de alacranes

me carcome las sienes

desesperando al viento de los balcones

y empujándolo bajo tierra.

Una flor rosada con foco penetrante

se acomoda y bebe del blancor

reflejado por el alba tras los cristales

asomándose lentamente

esperando que el gemido

de los campos grises prevalezca.

Gota a gota se desnuda la ciudad

que cerca el secreto de la melancolía

y su rostro gris como la pena

poco a poco se levanta

entre palabras que corren y lloran.

Yo golpeo las tristes nubes de plomo

cada vez que el cielo se despierta.

Pero no hay nadie, nadie que bese

los astros con sus sueños.

 

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