Por más que sus emociones se impregnaron en su piel aquellas sombras cumplen el castigo de vivir y entre cadenas dormirá su alma, temen ser amados por el odió que se tienen así mismos en el espejo ven lo que nunca han visto, las esculturas moldean sus cuerpos bebiendo la pintura de la tragedia soñada, en el jardín se tatúan el aire de la vida y tocan el juicio de las flores que han amado, las ventanas de concreto sepultan sus caras en el marco de la sociedad, duermen con los brazos abiertos a la oscuridad mientras castigan su silencio, despiertan con el calor de sus lágrimas y palpitan sus corazones porque las más trágica prisión es no poder llorar en libertad.