Te ví caminar sobre un sendero
de sueños degranados,
bajo un cielo azul turquí,
con el sol de los venados
y los suaves rayos
acariciando tu pecho.
Yo corría radiante a tu encuentro...
abriendo paso,
a lado y lado de los helechos,
que formaban el camino
para yo ir a tu vergel.
Nos fundimos en un abrazo
profundo y embriagador,
nos fuimos caminando
arropados con la ternura
y el calor de nuestros brazos.
Se fué ocultando el sol,
la noche nos acarició
arrullándonos en su regazo
y regalándonos un cielo ilumnado.
El viento huracanado
sacudía mi túnica de velo
bordada de anhelos.
Entrelazamos nuestros cuerpos
dejándonos llevar por el éxtasis
de aquel encuentro.
Lentamente nos despojamos
de nuestros ornamentos...
Los anhelos rodaban por el suelo,
el sueño se ausentó del aposento,
sólo quedamos tú y yo...
con nuestro amor intenso
y con una hoguera que ardía
en nuestros pechos.
Yo inhalaba tu respiración
en los besos que me dabas…
Me embriagué con el aroma de tu piel…
Me extasié con ése hálito perfumado de tu aliento,
qué como un tatuaje candente, dejabas en mi cuerpo,
mientras lo recorrías lentamente con tus besos.
¡Cuántas veces te he amado!
¡He sido la cautiva de tu amor!
perdiéndome en el deseo avasallador,
envolviéndome en frenesí arrollador
de intensas noches de pasión.
¡Cuántas veces te he amado!
¡Cuántas veces... no lo sé!
¡Sólo sé que te sigo amando
con éste corazón …que parece
potro desbocado!
Felina