Santiago Miranda

Viernes 7.45 am

 

El día de la herida que se cierra
Y lo que vendrá ya luego, poco importa
Ah repeticiones de ciclos sin términos
Iteración del infinito, requicio, desquicio
Sin consideración al sueño, dos días
Única misericordia, viernes santificado
Cada otro carga consigo, pasiva resistencia
Reinciendiendo tan repetitivo como las eras
Insistiendo con feroz agonía, alcanzando
Lo vivo ya muerto, te mereces el viernes
Por sobre todos los viernes, este, para ti
Todo el día, tú qué solo sabes que
Es un viernes dentro de la sucesión interminable
De monótonas mercancías, apiladas, dilapidadas
En los mares, sobre valles y ciudades
Cercanas al desierto, intentando cazar, alcanzar
Tocar el cielo a la fuerza y no caer de golpe
Intentado trocar, paraíso por riqueza
De unos pocos a unos menos, a uno
A nada, viernes es el día que uno carga
Y florece el sueño de la esperanza, ya mañana
La profecía volverá al sueño y a los pájaros
El canto de la mañana, y la sed en la garganta
Por la palabra atrapada de un ser, confuso
Atrapado en la maquinaria, víctima de sí
Voluntad de vivir, sobrevivencia amada
El día en que la herida se cierra, un sorbo
La amada, tumbos en otro límites, hoy
Ya no mañana el día, de nuestra liberación
Felicidad como esta no hay ninguna 
Donde caer es volar de lo mismo a lo nuevo
Sueño, duelo, vuelo, puedo, quiero, juego, fuego
Salir al día y encontrarse a otro; a uno, viernes
Es para nosotros felicidad de salir fuera de uno