No vimos a un Dios errante
con una fortuna a cuesta,
ni trajo corona puesta
incrustada de diamantes.
No vimos a un Dios viajero
con limusinas gigantes,
con blancas manos de guante
manejando los dineros.
No lo vimos en palacios
todo lleno de esculturas
y cubiertos de pinturas
con ángeles del espacio.
No vimos copas de oro
enseñando sus mensajes,
ni deslumbrantes ropájes
bendiciendo sus tesoros.
Las palabras que del alma
salen sin dificultades
sin temor de autoridades
por lo que en ellas proclama.
Una fe ciega en su padre
predicando sus mensajes
recogiendo su linaje
cuál recipiente de un odre.
¿De qué sirven los tesoros
en cuerpos de maniquí
con rosarios de marfil
brillando siempre los oro?.
¿Cómo ponen en el pecho
tesoros para lucir
habiendo tanto sufrir
de niños que están sin techo?.
Del cielo baje el señor,
solucióne el esperpento
que lo tendrá descontento
y también de mal humor.
Que fueron piedras grabadas
leyes que en ellas fundió,
aquellas que a Moisés diera
para cumplir con su Dios.
Con furor fueron tiradas
contra un Dios hecho de oro
fundidos con los tesoros
de promesas olvidadas.
Menesteo