Armando Sosa Bocanegra

A la venta

Mujer que vendes tu cariño noche tras noche  

debajo del marco de una puerta,  

con una pasión desierta, 

siendo tan solo una vulgar oferta   

para todo hombre que reproche un cariño 

y busque por un momento asilarlo en tu corpiño. 

 

Presentando tu belleza a los varones,  

mostrando ligeramente tus pezones 

durante la madrugada, 

mientras cariñosamente finges ser de tus clientes la amada. 

  

Con unos labios carmesí,  

una piel que va contando tus años 

y unos ojos que brillan llenos de ilusión 

de que un día llegue un hombre a conquistar tu corazón. 

 

En una esporádica habitación 

que es testigo de tus sueños   

y que también es sapiente  

que todos ante ti mienten  

mientras te prometen un mejor futuro, 

más sabes que su prometer es un vago perjuro. 

 

Oh mujer en el sexo complacida, 

haciendo de éste la parte más indeseable de tu vida. 

Tan sólo haciendo de tus gemidos una vaga cubierta  

de la parte más profunda de tu huerta. 

 

Oh mujer, que ofreces tu desnudez  

pernoctada a un sitio secreto y sagrado, 

dentro de la pesadez de no haber encontrado en tu vida a un amado 

y haciendo de tu ilusión solo un sueño soslayado. 

 

Perla del más sagrado solio, 

mujer soñadora que mendiga inciertamente  

que el amor llegue a tocar su puerta. 

 

Intrínseca mujer, que haces parecer  

de un día un racimo de años 

en medio de un barullo  

de tu más secreto murmullo, 

 

nítida mujer con pureza engendrada, 

soñadora, mal amada 

que hiciste del amor una guerra 

 

Sagrado ángel impuro, 

que haces de tu cuerpo un prostíbulo, 

sacro ser de llanto nutrido. 

Soliloquio de mujer,  

 

varonesa de llanto llena 

abandonada en tus incipientes penas 

y de un anhelar que tan solo la muerte lo puede llenar. 

 

Un calvario maldito ha llenado tu vida, 

esa maldita herida en ti inmiscuida 

que llega a ver cada sublime alba 

rogándole a tu Dios que reclame tu alma.