Juan Lomoro

La ciudad

Me advirtieron esas alarmas,
perdidas en tu bullicio,
del peligro y las personas que, abandonadas en tu hermoso juego destructivo, 
escaparon de tu ojo de tormenta
rechazando tu cómplice luz
El destello definitivo de la obsesion del hombre
La torre cimentada sobre el arduo dolor obrero
La columna que sosteniendo al cielo te enceguece
El vigilante de hierro que te cubre del viento
El centinela de concreto que disipa las estrellas