rosamaritza

EL MUNDO DE ELLA... 2da. PARTE

EL MUNDO DE ELLA 2da. Parte

En aquellos tiempos viajar en barco a un lejano país, era tan excitante como agotador, a causa muchas veces de una larga trayectoria, que se podia prolongar durante muchos días y hasta meses. Othilia al ver la alegría de su mamá y hermana durante aquel viaje, sentía felicidad y a la vez desconfianza, hacia otros, cuando algún extraño se les acercaba para conversar, ella fruncia el entrecejo en señal de disgusto. Finalmente llegaron al destino tan esperado. Una buena familia las recibió en su humilde morada, a cambio de un contrato de servicios remunerado, de la cual su mamá se hacía cargo de hacerles llegar, por hacerse cargo cada fin de semana al salir del internado sus hermanos Gerardo y Nerio. Othilia sólo compartió un día con sus hermanos, pues al siguiente día de su llegada fue recluida en otro internado sólo para niñas. Gisela y Carla se despidieron de ella prometiendo volver por ella en cada temporada vacaciónal escolar. Y su mirada se perdió tras las rejas del colegio, mientras apenas lograba divisar las siluetas de su mamá y su hermana cuando se alejaban por el sendero, jamas pudo imaginar que pasarían varios años antes de volver a verlas. Y así se inicia la segunda etapa triste en la vida de Othilia. Para la época el colegio religioso llamado \"Las F. de M\"., era uno de las mejores y más cotizadas, colegiaturas administrada por religiosas, aunque no precisamente se destacaban las monjas por humildad o caridad, más bien por ocasionar maltratos físicos y psicológicos a las niñas que tuviesen un tiempo suficiente de atrasos en el pago de la matrícula escolar. Las monjitas del famoso internado, al ver que los familiares de Othilia no venían y mucho menos pagaban, decidieron hacerla parte del servicio de limpieza, esclavizandola por 4 largos años a limpiar pisos y mucho mas, privandola asi de continuar sus estudios. Y otra vez comienzan las vacaciones y la soledad se apodera del recinto escolar, y un vacio cruel y frio recorre los pasillos del internado. Los dormitorios se ven desolados entre sus camas desnudas, siempre en espera de las sábanas que se deslizan entre sus manos blancas como la nieve. Como olvidar aquel día, cuando Othilia se levanta de la cama, la fuerte impresion al ver las sábanas manchadas de sangre, se asusta sin saber que le pasaba, las monjas la regañaron y mandaron a bañar, mientras lagrimas en tropel corrian por su rostro, un agua helada por el invierno congelaba su piel y dolían hasta los pensamientos. Se repetía la historia de la infancia en su adolescencia, entre rezos y letanias, un sin fin de ilusiones perdidas, en la inocencia que castigaban día tras día, alejandola de la niñez y atropellandola en su adolescencia.
Sólo dos veces en 4 largos años tuvo la alegría de ver a sus hermanos, para asistir a 2 reuniones de la buena familia que cuidaba de ellos, ya que ellos si gozaban de ese privilegio, mientras a ella se le había negado, cuál condena recluida pagando pecados ajenos. Alguna que otra vez soñaba despierta, y en su mundo imaginario, sólo Dios sabe cuanto pensó en un joven enamorado, producto de sus fantasías, que la amara tanto como ella seria capaz de amarlo, una, y otra, y otra vez...

Y la vida continúa...