Aurelio Peñaloza

¿Qué les diria?

Le preste mi vida para poder tirar las margaritas en el amarre del amor, sugerí apretar el hilo cuando se cocieran los labios y en el intento de rasguñar su aliento cuando golpeara la ventana que alivia su escuchar, compraron el mundo que aparentaba vivir de la sangre empeñada a beber sus cuerpos, la tierra partía un corazón y un solo matador embestía un terrible talismán, parecía una isla en donde nunca amanecía y el calor solo se hallaba cuando las sombras bajaban y se deslizaban a los fósiles ojos e interminables paseos entre dedos, el lago evaporaba la miel de sus pulmones hasta que la niebla se desmaya y deja de volar en sus caras, y saben que la última piedra colgara en su pecho cuando el cadáver de la luna los enfrié, el dolor se contagia en su agua cuando las manos cantan su último adiós y en paños de gentes escriben su terrible amor.