Te prometí un perfume
de un aroma encantado,
contenido en un frasco
fino cristal tallado,
reflejos y facetas
que jamás se hayan dado.
Perfume de leyendas
y de historias pasadas
con olores de selvas
y vientos de montañas.
Perfume que retenga
los árboles, las ramas,
el cantar de las aves,
el murmullo del agua.
Color aguamarina
capturado en las playas
con la dulce vagancia
de las tardes soleadas.
Mas, no pude encontrarlo.
Donde yo preguntaba,
me decían: No tenemos
por aquí esa fragancia.
Pero mira, mi amiga,
por mi larga tardanza,
Te regalo un poema,
con perfume del alma.