Escondida entre la bruma,
la justicia está al acecho.
Esperando que el delito,
penetre en la oscura niebla.
Y consumados los hechos,
que rompen la convivencia.
Los barrotes vestirán,
a su nueva residencia.
Queda patente la hambruna,
que corroe las entrañas.
Cada paso es un tormento,
de cada herida que sangra.
Cruza la estrella fugaz,
el impenetrable espacio.
En su estela los pedazos,
que va dejando a su paso.
En su carrera voraz,
su vida se va agotando.
Otras hermanas la siguen,
huyendo de su pasado.
Y el firmamento se cubre,
de los restos del naufragio.
Por cada brizna que deja,
la muerte se va acercando.
La luz señala la vida,
las tinieblas el fracaso.
Temores que se retuercen,
como sarmientos de trapo.
En el interior se esconden,
los demonios del pasado.
Y una lucha pertinaz,
entre le valor y el engaño.
Va domando al corazón,
para que se vuelva manso.
De puntillas marca el paso.
La rodilla van doblando,
los que ceden al señuelo.
Temblores del corazón.
que al caer en el anzuelo,
va renunciando al valor.
Justicia pide el ladrón.
Que con el botín robado,
va pagando al abogado.
Así la justicia elude.
Cuando paga su fianza,
con el dinero robado.
Se desentiende el que medra.
Caso omiso hace al honor.
Da la espalda al inferior,
que mirando desde abajo.
Ve como va trepando,
por su hombro el predador.
Cortinas de celofán.
Que de colores distraen,
al abstraído mortal.
Encubriendo la verdad,
que antes sus ojos se escribe.
Dando dos sacos de cal,
por cada saco de arena.
Pasando por ser normal,
el engaño y el envite.
A.L.
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