Recuerdos del ayer
que en mí, viven.
Ellos me hacen desear volver a vivir.
Imaginariamente volver al pasado.
Y el pasado produce en mi alma,
una breve y triste nostalgia.
Que después supero,
por haber sido feliz cuando viví.
El pasado no vuelve.
Pero queda en mi corazón.
Y guardado en el cofre de mi alma.
Y ésta canta la grandeza
de la felicidad. La del ayer.
Maravillosos recuerdos de vida.
Ésos, que latentes están...
Recuerdos de familia.
De reuniones con amigos.
De alegría y risas.
De música y baile.
De esforzado trabajo, pero feliz de hacer.
De estudio permanente,
para poder alcanzar la ilusión de la fama.
La que a medias he logrado,
pero la que jamás he de olvidar.
Un escenario. Un público. Y esos aplausos...
Que han quedado conectados a mi corazón.
Recuerdos de amistades de antaño...
Que aún están en mi vida.
Y la de aquellos que han partido,
hacia el viaje del cual no se vuelve...
Pero en mi corazón, todavía viven,
aunque ausentes estén.
Recuerdos de amores de adolescente.
Ésos, los que no se olvidan...
La presencia de mis padres,
de mis hermanos.
Padres y hermanos que descansan en paz.
Y que siempre con amor recuerdo...
Como si vivos estuviesen...
Recuerdos de felicidad.
La que me acompaña
en mis momentos de tristeza.
Recuerdos maravillosos
que la vida me ha otorgado.
Y el recuerdo de ese gran amor,
el que guardo en mi corazón,
por siempre.
Aunque ya no más, esté en este mundo...
Allá, en el infinito de la vida,
he de seguir siendo feliz,
por lo que viví.
COMANDANTE DEL ESCENARIO
29-08-2018