El deseo intensificado
que provocas tú en mí
elimina todo lo malo
que la gente me dice de ti.
Y es que al verlo desde fuera
se otorgan el enjuiciamiento
de en qué consiste lo perfecto
con la osadía de saberlo.
Todo se vuelve tan intenso
y sin dudarlo lo confieso
que tu contacto con anhelo
lo deseo en todo momento.
Tu piel trigueña me condena
al infierno aquí en la Tierra
y quién soy yo para negarlo
si voy contigo se la mano.
La Luna cumple su designio
al demostrar que tu sonrisa
es la metáfora más pura
que hasta a los dioses causa envidia.