José Luis Barrientos León

La almohada

Entreabierta la puerta, al asomo de la intimidad dormida

Estas ahí inquieta, cadavérica almohada

Se han congregado los gemidos en el larario de tus Dioses dormidos

Oh mujer esquiva, oh templo del sollozo y el quejido

 

Consagrado a ti me declaro, como discípulo y amigo

He deshojado la azucena, ante tu conciencia liviana

No ha encontrado saciedad el apetito, sobre tu tersa piel de seda y lana

Nunca sabrás de desencantos, tu calidez dará el abrigo, a mi alma desolada y a mis cortesanas

 

Silente ingenua, ha bañado tu tejido una lagrima salobre sin quebranto

Fiel a mi pasión mundana, has dado deleite sepulcral a mis instintos

Tierna leal, sin hacer ruido, en el descanso supremo de mi hombría

Has callado mi endebles, al escucharme gritar \"Eres Mia\"