Pudieras reconocer el desquebrajo
que suscita en mis palabras
cuándo conteniendo toda la melancolía
de la ausencia, mi voz; pronuncia tu nombre.
O la humedad a punto de caer de mis pupilas,
atraídas por la gravedad de los latidos
que éste mustio corazón ejerce sobre ella...
Entenderías que mi mayor miedo es tu ausencia,
que mi mayor dolor es el extrañarte con el alma,
que mi más grande anhelo es verte una vez más,
una última vez...para guardarte en mi memoria.
Entonces... ¡entenderías!
entenderías que te amo.
Salo.