Hablo en nombre de los niños
a los que se les ha negado
aunque sea un mendrugo de pan
y un mísero vaso de agua;
esos que se les dan a los presos
para poder alargar su martirio
en los húmedos calabozos
donde los aislamos
para tranquilidad de nuestras conciencias
hablo en nombre de aquellos
que mueren
porque no tienen para pagar
la medicina
que le puede curar su enfermedad,
o de los que vendieron su muerte,
para que ricos puedan curar sus gripes y su acné;
Esta noche dormirás desnuda,
porque el aire acondicionado te lo permite,
mientras en tu portal,
duermen niños desnudos,
por no lograr comprar al menos
un periódico para convertirlo en cobija;
Defiendes con garras a los perros,
gatos y hasta las hormigas;
esos que usan para probar las toxinas
con que elaboran perfumes,
y otros cosméticos;
o los que matan
para elaborar tus carteras o abrigos…
pero matas a niños,
ancianos y mujeres
cuando guardas silencio
mientras ves cobardemente
que son asesinados en nombre de la democracia,
en nombre del progreso, en nombre de la libertad
Y vienes a escribir fútiles,
estériles y ridículos versitos de amor,
alzando el dedo pretendiendo tapar el sol,
para que no se vea el hambre,
el abandono,
la desigualdad,
y el saqueo de que la tierra es objeto,
solo para calentar
los pies de los del norte,
para poder mover las armas
con que el norte aniquila el sur,
para fomentar ego y hasta lujuria;
a simplemente para guiar las bombas
con que mandan la cara de la tierra modificar
Y te dices poeta
por describir con letras,
los colores de un colibrí,
o la música de un estertóreo gemido,
nacido de entre unas piernas,
pero callas los colores de la sangre,
derramada en las calles del obrero y el proletariado,
o faltante en las venas
de las infancias marginadas;
y la que mancha tus manos
de hipócritas espinelas
pintarrajeadas con rimas y medidas,
cuando acude a sellar tu boca
para retener el grito de confesión
por la muerte de los inocentes.
Un día te veré intoxicado
por ese mismo veneno que ahora callas,
ignoras o defiendes,
o al que dices repudiar
para siempre darle el sostén de tu confianza
para que avance por la misma vereda
del aniquilamiento de los más débiles y desposeídos;
y ese día te veré bajar
al frio abrigo de la cripta
y me aseguraré que no puedas volver,
porque en ese derrape final
habré bajado contigo